Esperando al Mesías.

La fiesta me rodea por todas partes. Las familias se reúnen entre gestos de alegría, se intercambian regalos, se sientan a la mesa. Pero debo confesar que hace muchos años que la Navidad dejó de significar contento para mí. Por el contrario, el consumismo desmedido me hace sentirme incómodo, deprimido, triste. Solitario en medio de tanta gente. Porque es cuando recuerdo a tanto desamparado que he conocido a través de los años y los viajes, y que sufre de hambre, enfermedad y abandono. 

Lo único que hace que la víspera del 25 de diciembre signifique algo para mí, es precisamente la conmemoración del nacimiento del Hijo de Dios. Algo que olvidan muchos seres humanos. Y como dice la canción, mientras no cambiemos nuestra actitud ante la vida, no estaremos celebrando realmente la Navidad. 

“Esperando, esperando al Mesías que nos ha de salvar.
Tierra y hombres que sueñan, porque Dios va a llegar.
Esperando, esperamos, Señor, Tu venida de verdad.

“Buscamos la luz que nos guíe, y encendemos estrellas de papel.
¿Hasta cúando, Señor, jugaremos como niños en la fe?
Aunque vanos discursos gritemos pregonando una falsa hermandad,
¿hasta cuándo, Señor, viviremos sin justicia y caridad?

“Villancicos alegres, y humildes nacimientos de barro y cartón.
Mas no habrá de verdad nacimiento si a nosotros nos falta el amor.
Si seguimos viviendo en pecado, o hay un niño que llore sin pan.
Aunque suenen canciones y fiestas, no podremos tener Navidad.
“Esperando, esperamos, Señor, tu venida de verdad”.

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