No les da vergüenza.

Cuando vuelvo a casa luego de un día de trabajo, paso frente a un tiradero de basura. Anoche vi a una pareja de ancianos que, doblada la espalda en dos, sostenidos por piernas temblorosas y posiblemente agobiadas por la artrosis, removían la basura que se había acumulado durante el día, con la esperanza de encontrar algo útil.

Primero pensé que buscaban cartón y botellas, que en centros de reciclaje se pagan a algunos centavos de dólar el kilogramo. Sin embargo, a los pocos momentos pude ver que en realidad estaban buscando algo de comer. Entonces pensé: ¿No les da vergüenza?

¿No les da vergüenza a los senadores que, a veces mientras jugaban con su tableta, aprobaron una reforma a las leyes laborales que deja en desventaja a millones de mexicanos, y legaliza la explotación? Porque ésta ya existía, pero se hacía a escondidas.

¿No les da vergüenza a los diputados federales y locales que aprueban leyes sin siquiera leerlas? (A veces me cuestiono si sabrán leer, la verdad).

¿No les da vergüenza a los partidos políticos el tener como dirigentes a personas que aprovechan su elevada posición y fondos ilimitados para tener su propio harem? Y aclaro, de acuerdo a las leyes electorales federales, son fondos que provienen al fin y al cabo de nuestros impuestos.

¿No les da vergüenza a jueces y secretarios de juzgado el recibir miles de pesos en sobornos y viajes, para proteger una actividad que, directa e indirectamente agrava la seguridad en el país? ¿No les da vergüenza que su ambición haya retratado a la justicia en México como a una prostituta que deja la espada en el suelo para enrollarse la toga por encima de la cintura, bajarse las bragas y venderse al mejor postor? Eso sí, sin abrir los ojos. La justicia sigue siendo ciega en México. Ciega, ambiciosa e injusta.

¿No les da vergüenza a los políticos que compiten por un puesto dentro de su partido, o de la administración, o en el Congreso, sólo por obtener una posición y un poder para refocilarse en ellos y llenarse las faltriqueras? ¿No les da vergüenza servirse del país y del pueblo, en lugar de trabajar para servirles? Se supone que para eso se les eligió… Digo, cuando la elección fue justa y ganó el mejor, claro está.

Pienso que hay mexicanos que sí sienten vergüenza cuando ven a un anciano luchando por sobrevivir, abandonado a sus fuerzas; o cuando ven a un niño brutal y constantemente maltratado, cuyos gritos de ayuda fueron antes ignorados; o cuando acatan una ley injusta y aprobada sobre las rodillas, porque aunque no les favorece la obedecen porque son buenos ciudadanos.

Ahora sólo falta pasar de la vergüenza a la acción, y empezar a meter el hombro a México. No esperar a que alguien más lo haga, sino poner el ejemplo cada quien. No plantarse como idiotas a ver cómo una selección nacional de fútbol es apaleada, tal como se ha vaticinado y visto innumerables veces, mientras el gobierno federal aprovecha la distracción para seguir hundiendo en la miseria a un país del que permite que se le roben sus recursos naturales (el petróleo ya no cuenta, porque está casi agotado, y de todos modos ya no es del todo mexicano, por mucho que trompeteén los anuncios de la radio diciendo que sí).

Si queremos mejorar, al fin y al cabo, debemos sentir vergüenza de lo que hemos permitido que nos pase como Nación, y ponerle remedio poco a poco, día con día, sin olvidar que las palabras convencen (ahí están los políticos para demostrarlo), pero los hechos arrastran. Y urge hacer algo.

Comentarios

Entradas populares