Cinco años sin justicia.

Ya han pasado cinco años del incendio en la Guardería ABC, en el estado de Sonora, México. Y como cada año, las autoridades hacen votos de justicia vengadora, y crean comisiones para "encontrar" a los culpables que diariamente y a la vista de esas mismas autoridades, aprovechando que la justicia es ciega, le escupen y le atizan con una vara y se burlan de ella preguntándole: "¿Quién te ha golpeado"?

Lo más indignante del caso es que periódicamente es encerrado en la cárcel alguien relacionado con el caso, pero que no es el culpable; a veces incluso es víctima. Mientras tanto, y tal como me lo confirmó de viva voz una supervisora encargada de verificar el cumplimiento de las Normas por parte de las guarderías del estado de Sonora (luego de garantizarle el anonimato), todos los verificadores siguen enriqueciéndose con los sobornos que reciben de los dueños de guarderías (casi todas) que no cumplen con los mínimos requisitos de seguridad que establece la Ley. ¿Qué tan difícil sería seguir la pista a esas "mordidas" hasta llegar a los cabecillas? Porque ese dinero se reparte, ni duda cabe.

Tal vez ya no sirve exigir justicia, o pedir que se busque a los culpables. Pero si se conjuntan esfuerzos, ¿serviría que la misma ciudadanía buscara a los culpables? ¿Que fueran desenmascarados presentando las evidencias ante los medios de comunicación que aún se resisten a la resucitada Ley mordaza instaurada por el Partido Revoluicionario Institucional hoy en el poder? Al final, quizá el brazo de la justicia no les alcanzaría, pero así por lo menos sus esposas y sus hijos no podrían levantar el rostro de nuevo. Si tienen vergüenza, claro está.

El 26 de mayo de 2012 publiqué en un diario español un artículo relacionado con este caso. Puede releerlo, si todavía le fatla una gota al vaso de su indignación. ¿Dónde? Aquí mismo, en La casa de la Troya, por supuesto. 

Quod scripsi, scripsi. 
 

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