Leña al fuego

Contextos diferentes.

Hace unas horas fue atacado a balazos un grupo de 10 estudiantes del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey (TEC) que viajaba en una vagoneta blanca, en la ciudad de Chilpancingo, Guerrero. Los responsables del hecho, en el que resultó herido uno de cuatro estudiantes extranjeros, Fritz Frant, fueron policías ministeriales.

Los reportes policiacos detallan que los agentes le marcaron el alto al conductor de la vagoneta, y éste en lugar de obedecer intentó evadirlos, ocasionando con su acción que les confundieran con delincuentes y abrieran fuego contra ellos. Los estudiantes llegaron a una gasolinera en busca de una ilusoria protección, y fueron detenidos e interrogados por los agentes ministeriales. Cuando éstos comprobaron que no se trataba de delincuentes (siempre según el reporte oficial), entonces pusieron a su disposición todos los medios para que el alemán herido fuera trasladado a un hospital. 

Lo importante aquí, es el modo en que comienza a divulgarse la noticia en medios masivos de comunicación y en las redes sociales. En momentos en que el estado de Guerrero está bajo la observación internacional, por el secuestro y presunta ejecución de normalistas en Ayotzinapa, este desgraciado error de los policías ministeriales amenaza con convertirse en otro ejemplo de la ingobernabilidad que afecta a Guerrero, y en general a los estados de la costa del Pacífico. La cuestión es que nada tienen que ver lo uno con lo otro. Sin embargo, ya empieza a verse que los medios de comunicación no se han resistido a la idea de echar más leña al fuego para aumentar las ventas y el raiting de sus productos. Prueba de ello es lo que escribe un prestigiado medio impreso en su edición digital: "Este ataque... ocurre en el contexto de la masacre y desaparición de 43 normalistas de Ayotzinapa en la ciudad de Iguala". 

Lo cierto es que se trata de contextos totalmente ajenos, sin relación alguna. Aquello de los normalistas fue una ejecución o un secuestro masivo. Aquí sólo un exceso de precaución por parte de un grupo de agentes. La situación ya de por sí es delicada en Guerrero, y no hace falta que se le eche más leña al fuego. Hacerlo, es actuar de manera amarillista (lo que siempre deja dividendos) y social y profesionalmente irresponsable. 

La mejor forma de actuar.

Hace muchos años, cuando empezaban los problemas de narcotráfico en territorio nacional, pero el soberano gobierno aún gobernaba (en verdad) en el estado de Guerrero, a una joven profesional que se dirigía a Acapulco a una fiesta familiar, le marcaron el alto en un retén militar y ella decidió hacer caso omiso.
La funesta (y previsible consecuencia) fue que los soldados, con orden de no dejar pasar a nadie que no fuera previamente revisado, abrieron fuego sobre el auto que se alejaba, y una bala alcanzó a la muchacha en la columna vertebral, dejándola baldada de por vida. Eran tiempos de la Ley Mordaza, tiempos en que las noticias se dictaban desde el Palacio de Cobián, y este hecho no trascendió sino como leyenda urbana. 

Tiempo después, cuando las guerras entre narcotraficantes se volvieron el pan de cada día, y cuando todavía no se popularizaban las redes sociales, circulaba de boca en boca un consejo: Si te marcan el alto hombres armados, detente. Policías, soldados o sicarios, seguro están buscando a personas de un cártel rival, y en cuanto se cercioren de que no eres quién buscan, te dejarán ir con un "usted disculpe". Y al principio era verdad, pero ya no. 

Hoy en día es muy peligroso detener el vehículo cuando le marcan a uno el alto, trátese de sicarios, policías (que suele ser lo mismo pero con uniforme), o soldados. ¿Pero qué opción queda? Si uno no se detiene, le van a disparar. Y si se detiene, se expone a un asalto, un secuestro, una siembra de drogas en el auto... Quizá la única solución con probabilidades de funcionar, sea hacer señas de que uno se está deteniendo , y mientras llamar a un familiar para que solicite apoyo policiaco diciendo que le quieren secuestrar. Así, por lo menos habrá testigos oficiales de lo que sea que vaya a suceder. Obviamente, para ello es necesario tener pregrabado el número telefónico de dos o tres familiares a modo que se pueda hacer la llamada con un sólo toque. 

Lamentablemente, con la ingobernabilidad que afecta a todo el territorio mexicano, con la inseguridad que campa por todos los caseríos, pueblos y ciudades de México, y con la incapacidad vergonzosa de los Poderes de la Unión de proteger al pueblo que les eligió, el único consuelo (si es que sirve de algo), la única ley que todavía prevalece incólume, es aquella que dice: "Cuando te toque, aunque te quites; cuando no te toque, aunque te pongas". 

Quod scripsi, scripsi.

Comentarios

  1. En efecto, cuando llega la hora, llega. Pero es buena idea lo de la llamada a un familiar, mientras no te ocurra aquello de que: tonto que es uno y lo atarantan tanto...

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