Vergonzoso o sorprendente

La Ley mordaza

Los viejos recordamos aquella anécdota verídica del vendedor ambulante que a finales del siglo pasado, se le ocurrió la "puntada" de hacer máscaras del entonces presidente de México, Ernesto Zedillo, con motivo del Halloween. A las pocas horas de iniciar sus ventas, fue arrestado y severamente castigado. El delito que le imputaron es lo de menos, la lección y el escarmiento eran los importantes: Nada de meterse con el soberano gobierno. En cambio, durante los 12 años de gobierno panista (del Partido Acción Nacional), hasta series cómicas completas se hicieron mofándose del presidente Fox, sin que se procesara a nadie por burlarse nada menos que de la figura presidencial. Nota al margen, esta serie fue de tal éxito que en las cafeterías, restaurantes y cantinas, se recordaba entre risotadas tal o cual capítulo. Igualmente, sin que autoridad alguna hiciera nada.
En junio de 2012, platicaba con algunos estudiantes de la Universidad Anáhuac que deseaban dedicarse al periodismo. Recuerdo bien sus caras de extrañeza cuando mencioné por vez primera las palabras Ley mordaza. Ellos habían crecido bajo gobiernos panistas que, justo es reconocer, respetaron la libertad de expresión. Por ello, no entendían el concepto de Ley mordaza. Algunos habían publicado en sus muros del Facebook bromas especialmente subidas de tono (que no por ello menos ciertas) sobre el entonces candidato del Partido Revolucionario Institucional (PRI). Recuerdo que entonces les dije: "A ver si resulta ganador Peña Nieto, y entonces sí qué disgusto nos vamos a llevar por estos memes". Yo y mi gran boca.

A partir del 1 de diciembre de 2012, para los periodistas veteranos fue evidente que había vuelto la Ley mordaza. Alguna represión brutal por parte de la policía, que uno había visto suceder pero los medios de comunicación no; alguna declaración poco inteligente o inculta del presidente, que ningún medio oficialista había escuchado... Incluso los debates en torno a la llamada Ley Telecomm, en la que los legisladores se rasgaban las vestiduras y gritaban ante las cámaras de televisión que estaba pensada en defensa de los consumidores, pero que en realidad fue diseñada para enriquecerlos a ellos, pues varios tienen vínculos estrechos y hasta acciones en las televisoras sobre las que estaban legislando. Sólo así se explica que a los pocos consumidores que durante la votación quisieron externar sus opiniones, los echaran a puntapiés de la sala, sin que apareciera ningún comentario al respecto en ningún telediario.

--Pero tenemos las redes sociales --dijeron los jóvenes--, esas no se pueden censurar. 

En parte tienen razón. A través de ellas se organizan marchas, se promueven paros nacionales, se burla uno a más y mejor de nuestras incompetentes autoridades en todos los ámbitos. Pero esos jóvenes optimistas no tomaron en cuenta, porque nunca se habían enfrentado a eso, la previsión que tienen las más altas autoridades del país. En una de las trompeteadas reformas estructurales, aparece un texto que, palabras más palabras menos, deja en claro que en cualquier momento el soberano gobierno puede "apagar" los servidores. Dicho en otras palabras, sí puede ponerle mordaza a las redes sociales. 

Pero la gota que derrama el vaso, que le quita la piel de oveja al lobo, que exhibe vergonzosamente las intenciones del gobierno, es la reforma aprobada ayer por el Poder legislativo, en la que se establece pena de cárcel y multas a cualquier persona que grabe o difunda vídeos en los que aparezcan miembros de las fuerzas de seguridad, sin importar la corporación a que pertenezcan, ni al estado al que sirvan. Los trending topics de las últimas semanas, en los que aparecen policías abusando flagrantemente de su autoridad, son los que han motivado esta medida, por lo menos en parte. Porque también los usuarios de internet que suben y comparten vídeos sin cuestionarse sobre su veracidad, también tienen algo de responsabilidad. Por ejemplo esa foto en la que aparecen los supuestos estudiantes de Ayotzinapa, desnudos y tirados en el suelo, custodiados por gente armada. Una foto que fue tomada en Medio Oriente, en el ámbito de los conflictos que azotan a la antigua región de Mesopotamia. Algo que está muy lejos de Ayotzinapa, según el mapamundi. No obstante, nada justifica el atropello que plantea esta reforma de ley

Sorprendente / Vergonzoso


Lo sorprendente de este asunto es que los legisladores, aquellos que ganan carretadas de dinero por crear y modificar las leyes que supuestamente conocen, para supuesto beneficio del pueblo que los eligió, hayan aprobado esta reforma de ley, que pone en evidencia más que nunca que en México, bajo gobiernos priístas, no hay libertad de expresión. Y que mientras más resulte criticado el gobierno, tanto en redes sociales como en medios masivos de comunicación en el extranjero, la Ley mordaza se aplicará cada vez con más severidad.

Lo vergonzoso es que los legisladores hayan aprobado esta reforma, ignorando que la Constitución de 1917, la Carta Magna de los Estados Unidos Mexicanos, inician con un título denominado Garantías individuales, en el que se establece uno de los derechos inalienables del hombre: La libertad de expresión. Y no vale que se justifiquen alegando que no sabían lo anterior (por si se les ocurre semejante desfachatez); y no vale porque hasta en las religiones hay algo que se llama ignorancia culpable.

Quod scripsi, scripsi.

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