El hábito no hace al monje.

Saludos a la especie humana.
Falleció un gorila de lomo plateado en el Zoológico de Chapultepec de la Ciudad de México, el miércoles pasado. Ya se ven en redes sociales sugerencias de que se clausure el Zoológico por tan trágico deceso. ¿No es un poco exagerada esa postura adoptada por parte de algunos resentidos sociales?
Ese manejo de información es parecido al que se da a las noticias que día a día llegan de Oaxaca. Si se muestran imágenes de un maestro lesionado, empieza a clamarse en redes sociales por castigo ejemplar contra el abuso de autoridad, aunque la nota no esté confirmada, y la imagen sangrienta corresponda a otro momento, y quizá incluso a otro país.
Hoy en día los teléfonos móviles inteligentes hacen que mucha gente de estrechas miras se considere reportero, periodista, analista político y líder de opinión. No les importa a estos tinterillos carecer de la preparación y la ética profesional. Lo importante es conseguir muchos "Me gusta" y tener cientos de seguidores. La verdad es lo de menos, nadie es popular por defenderla. En cambio, cuánta fama puede engendrar el amarillismo.
Esas personas que tergiversan la verdad sólo por vanidad propía, no toman en cuenta los problemas que pueden desatar. No piensan que una vez que se suelta el toro, de nada sirve cerrar el toril. Y las consecuencias para México pueden ser tan graves como el eventual error médico que le costó la vida al gorila Bantú. A México podría ocurrirle, como le ocurrió al primate, que se lo lleve la changada.

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